viernes, 21 de noviembre de 2008

'Lisboa', de Miguel Pastrana

MANANTIAL DE SUEÑOS
ESTÁN quienes afirman que un sueño no es real. Los que proclaman su bruma intangible y condenan los vergeles al pétreo silencio de la materia.


Sé la historia de azahares muertos. Porque nadie se atrevió a gritar sus nombres o a filtrar su esencia en el magno océano de una pupila.


Oí hablar de siemprevivas calcinadas por ígneos heraldos rencorosos. Incluso escuché un sordo rumor de náufragos implorando perdón camino de La Baixa.

Aún así, grito, afirmo, proclamo:
¡No es falsedad el sueño!
¡No es humo la ilusión!
¡Alerta!
¡En pie!
Yo sé de imperios hechos con quimeras;
de pináculos construidos en base a lo imposible:
de mundos surgidos en la nada.

Donde las aguas verdes sueñan estrellas inalcanzables y lunas purpúreas invaden los viejos áticos; donde nubes alicatadas envuelven el sopor de la mente y un vetusto funicular entona cantos olvidados. Allí, regia, índiga, traslúcida, se alza esplendorosa, Señora de los Mares, la ciudad del Imposible.

¡Qué rumorosa inflorescencia de sueños crepusculares, alboradas febriles y atardeceres oceánicos!
¡Qué fúlgido transminar de granados miradores!

No hay buhardilla que no inflame los espíritus,

ni calles, ni terrazas, ni jardines
que no asalten y conquisten las mentes abiertas al azul de lo inmenso.

No busquéis aquí lo real; no pretendáis hallar la razón, pluma de cristal perdida entre fados, saudade y aromas de bica. Sólo colores del ensueño, infinito arcoiris y lágrimas de plata.


Es inútil resistírse. Imposible escapar al sideral torbellino: colinas y balcones; santuarios, cielos inundados en el vasto friso de una mirada encendida, o de una elipse extraviada. Tan sólo agonía de la materia, inexorable huida hacia el beco donde ánimas vomitan realidad.

Pero no.

Ya, no.

Es tarde,
¡Tarde!
¡tarde!
para los vencidos da vida.

Tarde para quien osó franquear el limbo, la Eternidad, y ya no hay punto de retorno, ya no existen mundos donde asirse. Sólo un imposible universo de vielas exaltadas y agresivas, de callejas en pugna y umbrales olvidados.

Sólo esencia; esencia pura y virgen
de este ubérrimo manantial de sueños.


‘Lisboa’, Colección Mirador, Ediciones de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles(2008), de Miguel Pastrana

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