viernes, 25 de diciembre de 2009

Continuamos desgranando 'Diálogos con los hombres más honrados' de Rosario Castellanos

El Libro de los Muertos dice del que se salva
que no causó temor nunca y a nadie.

Y el portador del Libro, en su viaje, no encuentra
a ningún dios, a ningún héroe, a un genio
ni a ningún animal, ni siquiera a una planta.

Encuentra sólo soledad y tiembla
de miedo y con su miedo se empavorece el mundo
recuperando así su ingrediente esencial.

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"Soy un harén y un hospital
colgados juntos de un ensueño."

Ramón, por tu virtud única de poeta
-que fue la de sentirte desollado-
machihembraste en un verso nuestra raza,
nuestra historia y los días que vivimos:
pródigo de sí el macho y la hembra vergonzante
de su sexo. Meciéndose los dos
como se mece el péndulo
entre el placer culpable y la culpa sin placer,
extremos ambos, polos de un ámbito vacío
al que, cuando soñamos, le decimos amor;
mas si admite su nombre verdadero,
se llama soledad.

1 comentario:

trovador errante dijo...

Lucidez, mucha lucidez Jesús. Más que bueno, cierto.

Un abrazo