martes, 22 de diciembre de 2009

Nuevo poemario de Carlos Ávila

DESAMOR

No señales al sol
que me deslumbra,
no me expliques a dios
yo no lo entiendo,
no entres en los adentros
sin imaginación.
No me llames amor
y luego huyas.

AMOR IV

Una noche
solo una noche de amor
es suficiente ya
para aceptar
que después de la vida
no hay nada.

DESAMOR IV

Si nunca te bañas
en el mimso río,
¿por qué creíste
que ya me conocías?

TÚ Y YO

Yo tú
tú yo
él tu
sin mí
tú no
yo si.

Tú mi
sin yo
tú mis(s)
yo no
yo soy
mi yo
sin más
sin tú.

Tú con
yo sin
que yo...
que tú...
ni sin
ni con
mas yo...
yo más.

Si yo...
mi tú
tu no,
que tú...
mi(s)sin
¿tú qué?

En fin,
¡yo ya!
Tú tú
y...
yo yo.

LA ESPERA I

Cómo sabré que eres tú
en el momento preciso,
si la felicidad, normalmente,
no se manifiesta.

Cómo podré acercarme a ti,
entre el tumulto,
si nunca llevo clavel y tú
quizá no tengas ese fular rojo.

En qué bar, en qué calle
se te caerá el libro
para que yo presuroso
acuda a devolvértelo.

Cuándo será la tormenta
y dónde el soportal
en el que nos cobijaremos
casualmente.

Por qué norte te guías.
Cuál es el día en que debo quedarme
sentado solo,
y en qué banco,
de qué plaza,
y sobre todo,
pensando en ¿quién?...

LA BELLEZA

En un vaso de vino,
en carreteras perdidas,
en miradas desconocidas,
en callejones de Toledo.

En los libros, en los sueños,
en el gol del último minuto,
en las madres, en los pobres,
en los humildes que se visten de colores
y no de luto, y en los libres.

En las sonrisas del bar,
en las lágrimas de alegría,
en los besos con amor,
en las hojas de los árboles.
Lógicamente, en los atardeceres,
en los orgasmos,
en los abrazos
y en todos los arco iris.

Pero también en las putas,
en los ladrones de bancos,
en los que dieron su vida
y en los que pierden siempre.

Nunca en la vanidad,
en los detentadores de poder
ni en los que no comparten.

En cualquier nacimiento, sí,
pero nunca en la muerte.

No es dios, es la belleza
la que está en todas partes.

SINSENTIDO II

Carece de sentido levantarse una mañana,
encender la cafetera, una tostada,
un día cualquiera en el espacio-tiempo,
te vistes y comienzas a invertir en pan
para mantenerte vivo el resto de tus horas.

No tienen sentido las cosas que hacemos,
gritar al universo como si escuchara alguien,
poner medallas, izar banderas, cantar lo himnnos,
escribir poesía como para salvarte.

El resto de las cosas ya lo sabemos.
Un paisaje bonito, un beso amargo
y el irrefrenable instinto
de perpetuar la especie.

Poemas de Carlos Ávila incluidos en 'No todas las cabras están locas'. Aunque te pienses otra cosa, hay más en el libro.

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