miércoles, 9 de diciembre de 2009

'Querida Quiela'

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“Tres puntos alineados
árboles eran.
Y hacías el amor punzado de dudas”.

42

Descanso en el recinto de este cuerpo que empieza donde termina el mío, querida Quiela:

el de estas líneas, el tuyo, el mío también, quizá. Pero el ánimo turbado te presiente como los ciervos jóvenes la vecindad del agua. Pobre muralla este cuaderno que me defiende y nos separa y nos junta.

¡Oh Quiela! Ni fuera ni dentro, ni lejos ni cerca. Tan sólo a un delirio y algunas palabras. Palabras, palabras, palabras, cartas, cartas, cartas: silencio, silencio, silencio.

¡Ah!, tanto gritar para poder callar tanto y tanto callar.

Sólo los cuerpos se hablan, querida Quiela: el tacto es el lenguaje universal. Y tú y yo, querida Quiela, sin hablarnos…tan lejos tu rostro de mi mano, tu oído de mi aliento, tu boca que desbroza mi alma en el placer…

Sóla tú, sólo cuerpo, sóla alma para mis dientes, querida Quiela. Boca que añora estar llena de ti y sorberte. Dientes para tus labios y pezones.

Cuerpo contra cuerpo, querida Quiela: no hay más discusión.

2 comentarios:

trovador errante dijo...

No la hay, claro que no. Palabras que dejan en silencio y cuerpos.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Palabras que sobran... Silencios que aturden... Gritos que alivian... el tacto tan necesario y tan escaso... almas que estorban... Quiela's que mueren...