jueves, 20 de mayo de 2010

'Sala para fumadores', poemario póstumo de Nicolás Valencia Redondo (6)

A una posible vida
Para Leopoldo María Panero:
de lo que nadie te dijo.
Ni toda la furia ni toda la inquina,
el lloro del maldito sólo bosqueja
la huella del gato que camina,
un leve trazo en vuestra teja.

Por eso, como un joven cadáver violado,
harto de silencio y fiebres,
desea alzarse sobre el común dictado
para que al menos tú le nombres.

Del rumor errátil que le anima
surge clara la voz genuina,
¿qué más, sino gritarte, queda?

Cuervos
Mientras siete caballos golpean mi vientre
alguien me grita que es lo que debe ser.
Hoy tú te has maquillado los ojos, los labios y
desfallecería besándolos.
La tarde anterior me buscó el pánico,
me agarró de la mano, me susurró al oído:"preso".
Nunca barrotes tan frágiles ahogaron tanto,
¿cuándo el aire produjo asfixia?
¡Estás tan hermosa esta noche detrás de la barra!
¡es tan cruel mi ilusión de no ser! Y, sin embargo,
ser no tiene vuelta de hoja.
Sólo una oportunidad y veinte cigarrillos
mientras te desmaquillas los ojos, los labios,
ya cansada de esperarme tras el vaso.
¿Cuándo han de morir los cuervos?

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