martes, 30 de noviembre de 2010

'El diccionario del Diablo' de Ambrose Bierce

U

Ultimátum, s. En diplomacia, exigencia final antes de acudir a las concesiones. Habiendo recibido un ultimátum de Austria, el gabinete turco se reunió para considerarlo.

--¡Oh! Siervo del Profeta --dijo el Sheik del Imperial Shibuk al Mamush del Invencible Ejército--, ¿cuántos inconquistables soldados tenemos bajo las armas?
--Sostenedor de la Fe --repuso el dignatario tras consultar sus apuntes--, ¡son tantos como las hojas del bosque!
--¿Y cuántos impenetrables bajeles infunden terror en el corazón de los cerdos cristianos?--preguntó el Sheik al Imán de la Siempre Victoriosa Marina.
--¡Oh, Tío de la Luna Llena --fue la respuesta--, dígnate saber que son como las olas del océano, las arenas del desierto y las estrellas del firmamento!

Durante ocho horas la ancha frente del Sheik del Imperial Shibuk permaneció arrugada en signo de profunda meditación: estaba calculando las chances de la guerra. Al fin:

--¡Hijos de los ángeles --exclamó--, la suerte está echada! Sugeriré al Ulema del Imperial Oído que aconseje la inacción. En nombre de Alá, se levanta la sesión.


Una vez, adv. Suficiente.

Ungir, v. i. Engrasar a un rey u otro gran funcionario que ya de por sí es bastante resbaloso. Los soberanos son ungidos por los sacerdotes (del mismo modo que se engrasa bien a los cerdos) para conducir al populacho.

Universalista, s. El que renuncia a las ventajas del Infierno en favor de los creyentes de otra religión.

Urbanidad, s. La forma más aceptable de la hipocresía. Especie de cortesía que los observadores urbanos atribuyen a los habitantes de todas las ciudades, menos Nueva York. Su expresión más común consiste en la frase "usted perdone"; no es incompatible con el desprecio de los derechos ajenos.

Urraca, s. Ave cuya inclinación al robo ha sugerido a algunos la posibilidad de enseñarle a hablar.


V

Valla, s. En el arte militar, basura colocada delante de un fuerte para impedir que la basura de afuera moleste a la basura de adentro.

Vampiro, s. Demonio que tiene la censurable costumbre de devorar los muertos. Su existencia ha sido disputada por polemistas más interesados en privar al mundo de creencias reconfortantes que de reemplazarlas por otras mejores. En 1640 el padre Sechi vio un vampiro en un cementerio próximo a Florencia y lo espantó con el signo de la cruz. Lo describe dotado de muchas cabezas y de un número extraordinario de piernas, y no dice que lo vio en más de un lugar al mismo tiempo. El buen hombre venía de cenar y explica que si no hubiera estado "pesado de comida", habría atrapado al demonio contra todo riesgo. Atholston relata que unos robustos campesinos de Sudbury capturaron un vampiro en un cementerio y lo arrojaron en un bebedero de caballos. (Parece creer que un criminal tan distinguido debió ser echado a un tanque de agua de rosas). El agua se convirtió instantáneamente en sangre "y así continúa hasta el día de hoy", escribe Atholston. Más tarde el bebedero fue drenado por medio de una zanja. A comienzos del siglo XIV un vampiro fue acorralado en la cripta de la catedral de Amiens y la población entera rodeó el lugar. Veinte hombres armados con un sacerdote a la cabeza, llevando un crucifijo, entraron y capturaron al vampiro que, pensando escapar mediante una estratagema, había asumido el aspecto de un conocido ciudadano, lo que no impidió que lo ahorcaran y descuartizaran en medio de abominables orgías populares. El ciudadano cuya forma había asumido el demonio quedó tan afectado por el siniestro episodio, que no volvió a aparecer en Amiens, y su destino sigue siendo un misterio.

Venganza, s. Roca natural sobre la que se alza el Templo de la Ley.

Veraz, adj. Tonto e iletrado.

Verdad, s. Ingeniosa mixtura de lo que es deseable y lo que es aparente. El descubrimiento de la verdad es el único propósito de la filosofía, que es la más antigua ocupación de la mente humana y tiene buenas perspectivas de seguir existiendo, cada vez, más activa, hasta el fin de los tiempos.

Vida, s. Especie de salmuera espiritual que preserva al cuerpo de la descomposición. Vivimos en diario temor de perderla; cuando se pierde, sin embargo, no se la echa de menos. La pregunta "¿Vale la pena vivir?" ha sido muy debatida, en particular por los que opinan que no; algunos de ellos escribieron extensos tratados en apoyo de esa idea y, gracias a un minucioso cuidado de su salud, disfrutaron durante muchos años los honores de una exitosa controversia.

Voto, s. Instrumento y símbolo de la facultad del hombre libre de hacer de si mismo un tonto y de su país una ruina.

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