miércoles, 1 de diciembre de 2010

El verso del verso, va del amor

¿He dicho ya lo que significa el verso del verso? Decirlo lo he dicho, pero escribirlo...me da que no. Pues va siendo hora.
Llamen los argentinos versero al fabulador, al demagogo, al que dice cosas alejadas de la realidad y al que las adorna para hacerlas sonar bien y ser agradablemente acogidas. Verso es, entonces, esa fabulación y ese adorno que nos mienten. 'El verso del verso', pues, ya se explica solo: cuánta mentira y cuánta corrección hipócrita hay que desterrar de la mala poesía. ¡Cuánta!
Pues, no exento de humor, como espero que hayas contemplado en las sentencias ya publicadas, la misma perspectiva me asaltó al reflexionar sobre el amor. Reflexionar y reflejar (admíteme la disgresión) son la misma cosa, ¿verdad? Así que piensa si te viene en gana que las ideas que ahora te voy a exponer no son más que la imagen en el espejo del papel (en este caso de la pantalla) de un personal estado de ánimo, ligado a situaciones y hechos que evidentemente no te voy a detallar. Pero, en fin, qué es la literatura si no experiencia, sea vital o netamente ideal, en cualquier caso, siempre sentimental.
No más rollo, ¡ya está bien!, vamos a la cosa. ¿Título...? Me lo sigo pensando, pero es un apartado de 'El verso del verso'. ¡Cuidado!, ahí va. (No digas que no te avisé.)

1
Esporádicamente, esperanza. Ésta es la espita o la espoleta que acciona el amor. Luego, esparcir espinas con espacio es dar amor.

2
¿Por qué caemos enamorados? Por un deslumbarmiento. ¿Hasta cuándo dura? Hasta recuperar la vista.

3
Si el amor fuera tan elevado, pocos lo alcanzarían.

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