miércoles, 1 de febrero de 2012

Poesía científica: Ricardo López Arcilla, 'Pronósticos de Hipócrates'. De los abscesos(1)

DE LOS ABSCESOS

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En aquellos que sufriendo
Neumónicas afecciones
Purulentas colecciones
Se les llegan a formar
Inmediatas al oído
O a las márgenes del ano
Formando fístula, es llano
Que suelen muy bien curar.

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Mas obsérvese en los mismos
El cuadro que aquí se ofrece:
Si la fiebre no decrece
Ni se mitiga el dolor;
Si el esputo no es muy franco
Ni el excremento bilioso,
Ni como líquido acuoso,
Ni de carácter traidor;
Si la orina no es copiosa
Ni con mucho sedimento,
Ni presagian detrimento
Los demás signos del mal,
Esperar se debe siempre
Que después de estos sucesos
Los morbíficos abscesos
Aparezcan por final.

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Cuando están los hipocondrios
En cierto modo inflamados,
Los abscesos ya anunciados
En ciertos puntos están
De las partes que se encuentran
Debajo de estas regiones,
Ejerciendo sus funciones
Que a la vida impulso dan.
Mas cuando se hallan flexibles
Y ambos a dos sin dolores,
En las partes superiores
De la máquina vital
Los morbíficos abscesos
Que incomodan al paciente
Aparecen solamente
A consecuencia del mal.
Pero sucede por cierto
Que en algunas ocasiones
Las neumónicas funciones
Se hacen con dificultad,
Volviendo después las mismas
Sin aparente motivo
A su estado primitivo
De apacible libertad.

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En la aguda pulmonía
Muy vehemente y peligrosa
Es sin duda provechosa
La oportuna aparición
De los críticos abscesos
En los muslos del paciente
Que deplora tristemente
Su torácica afección.
Pues no puede en este caso
Presentarse mejor nota
Sobre todo, si denota
El esputo variación;
Pues si es rojo, y cambia y sale
Hecho pus, es muy plausible,
Si el dolor es ya sensible,
O se nota la hinchazón.
Porque no solo con esto
El enfermo desgraciado
Del peligro se ha salvado
Que le cercaba do quier,
Sino que el absceso dicho
Libre ya del dolor fiero,
Desaparece ligero
Minorando el padecer.
Mas si el esputo no es fácil
Ni en la orina a ver se alcanza
Signo alguno de esperanza,
Que quede cojo temblad,
Y que no pueda entregarse
Por aquestos padeceres
A los precisos quehaceres
De la triste humanidad.

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