lunes, 16 de abril de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (19)

REFLEXIONES (1)

Quizá la mayoría de los actos disparatados del hombre no son más que intentos para librarse del aburrimiento.

No creo que encerrar al delincuente después del delito sea un error; pero la única manera de evitar el delito sería encerrarlo antes.

Lo difícil es decir la cosa oportuna en el momento adecuado; y lo más fácil es que a uno se le ocurra a la mañana siguiente y entonces desear haberla dicho.

Dar trabajo a todo el mundo es un magnífico programa para que todo el mundo se queje, en el supuesto, nada exagerado, de que el ideal de todo el mundo es vivir sin trabajar.

Los que nos educan, en el colegio, nos enseñan a estar con los brazos cruzados; cosa que después nos produce muy poco beneficio.

Todos los libros tienen fondo y forma y algunos, además, tienen gracia; pero para saber dónde está hay que leerlos y esto es lo malo.

Siempre que se dice de alguien que está quedando mal, este alguien se acaba de ahorrar una cantidad de dinero.

El pelo de la cara, aunque no sea largo, distingue en algunos casos al hombre de la mujer; y si es largo aún le distingue más.

Todo escritor, antes de lanzar una frase, debería saber si ha de alcanzar o no la inmortalidad; y en el primer caso, pensar un poco lo que dice.

Se puede contar con los buenos sentimientos del prójimo en la seguridad de no descontarse.

Al hombre le ha sido dada una inteligencia y se le ha colocado con ella en un mundo en donde para cumplir su única misión natural, que consiste en amar a la mujer, no necesita la inteligencia para nada.

Hay un sistema seguro para saber quién es el dueño de la casa en donde se celebra una fiesta: esperar. Cuando solo quedáis dos, el otro es el dueño.

Si tratas a los demás como quieres que ellos te traten a ti, puedes fracasar; los demás no tienen ninguna obligación de tomarte a ti por modelo.

Tanto los bomberos como los incendiarios pueden ser felices, si ponen emoción en su trabajo.

En dos momentos de la vida a uno le gustaría ser mucho más viejo de lo que es: cuando uno nace y cuando uno muere.

La frase "hacer cosas impropias de su edad" debería aplicarse a todos los niños juiciosos.

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