lunes, 30 de abril de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (21)

REFLEXIONES (3)

No es absolutamente indispensable explicar una cosa con claridad; pero suele ser absolutamente inútil porque a nadie le gusta humillarse hasta fingir que ha comprendido una explicación ajena.

Se comprende que los hombres sin hogar pasen la noche en la calle; en casa no tienen a nadie a quien decir que es aburrido pasar la noche en la calle.

Podemos arrepentirnos del mal que hicimos; pero si no lo podemos deshacer, el arrepentimiento solo es un mal propio añadido al que hemos causado a otro.

A cada uno le corresponde perdonar sus propios defectos; sería un abuso confiar a los demás este trabajo.

No cuesta ningún esfuerzo reconciliarse con un condenado a muerte, aunque sea nuestro peor enemigo; con tal que el otro no nos moleste más, todo lo que quiera.

Si uno se cree más listo que los otros corre el peligro de que le engañen; pero si uno se cree más tonto corre el peligro de acertar.

Hacer uso de las buenas cualidades que se tienen por naturaleza, es aburrido; el único placer consiste en vencerse a sí mismo.

Muchos creen que es mejor decir tonterías que estar callados y se conducen según esta opinión.

A veces pintarle a uno el retrato es la peor ofensa que se le puede hacer.

"Quémese la casa, pero no salga humo" me parece un refrán idiota; a mí no me importa que salga mucho humo que solo molestará al vecino, con tal que la casa no se me queme.

Si un día reinara la paz entre los hombres muchas empresas quebrarían; y aun hay quien pregunta: ¿a qué se deben las guerras?

Cuando uno se ríe delante de nosotros, le preguntamos de qué se ríe y nos contesta que de nada, probablemente se estaba riendo de nosotros.

Muchos que se alegran del mal ajeno no son capaces de hacerlo.

Para apreciar la belleza de la Venus de Milo no es necesario romper el mármol y averiguar su calidad.

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