jueves, 21 de junio de 2012

Al fin Francisco Pino en Poesía Abierta, comenzamos por un par de sonetos en esta primera muestra de su poesía

En otro octubre

María, a nuestro lado, ¿qué rugía?
Luz de octubre encendía la mañana.
Mas luz de primavera en ti dormía,
y luz en mí, de primavera humana.

El Parque del Oeste en guerra ardía.
¿Qué importaba la muerte en tu ventana?
Amor era el fusil que pretendía
quitarnos vida con la más lozana.

¿Quién en la primavera, di, se muere?
¿Quién bajo de esta luz se moriría?
La muerte no era nada dentro y fuera.

Decías: Moriré por quien me quiere.
Y yo: Por quien me quiere, repetía.
No hay muerte -ni aun muriendo- en primavera.

Venía de lo oscuro

Vencido el pecho de dolor cansado
unas plumas pedía donde hundirme;
unas plumas de sombra para abrirme
una fuente de noche en el costado.

Venía de condenas saturado
para nuevas condenas consumirme;
una espada pedí y un brazo firme
para cortar mi cuello atormentado.

Una espada pedía. Tú me la diste
en lumínicas rosas repujada:
de un arroyo de amor espada hiciste.

Mi cabeza rodó bajo tu espada
y sentí el alma en flor que descubriste
en tus plumas de luz ya reposada.

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