lunes, 27 de agosto de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (37)

LA MUJER (2)

Una señora, es un arrebato de sinceridad, me dijo: "Me apasiona todo lo que no entiendo". La traté y me pareció una mujer muy apasionada.

Todo lo que se dice del hombre se entiende siempre dicho de la mujer, pero todo lo que se dice de la mujer se entiende únicamente dicho de la mujer. Y es que la palabra "mujer" es verbo (acabado en er como los de la segunda conjugación). Verbo es palabra y la mujer, en honor de su nombre, no solo habla, sino que para evitar que los otros se lo critiquen, no les deja hablar a ellos.

La mujer, cuya naturaleza está hecha para el amor, no está hecha para comprender la naturaleza del amor.

Dijo un filósofo que la mujer ha de ser pequeña y fina, porque de las cosas malas cuanto menos mejor. La frase es ingeniosa, a pesar de su incorrección, y es posible que el filósofo estuviera casado con una mujer alta y gorda y se la dedicara.

La mujer, en general, es dura de pelar, y si se consigue pelarla, por dentro también suele estar dura.

Las mujeres de las que un amigo está profundamente enamorado ofrecen más garantía de bondad que otra; son como piezas de cerámica con la firma auténtica.

Una mujer fatal, si es guapa, tiene mucho ganado para cumplir con su deber.

Las mujeres fatales, si se enamoran, reservan toda su fatalidad para un solo hombre.

Las mujeres fatales no nos quieren, pero si nos toleran nos hacen mucha propaganda.

Muchas mujeres serían excelentes madres y esposas, si sus hijos y sus maridos se lo permitieran.

El ideal es una mujer callada; pero en la vida práctica se gana tiempo buscando una que tenga la voz bonita.

La mujer, en posición vertical inquieta; sentada inspira más confianza. Y así sucesivamente.

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