miércoles, 17 de octubre de 2012

Poema "Íntimas" de Bartrina (2, y fin)

Íntimas [selección]

El ansia de saber, ansia infinita
en que siempre mi espíritu se agita,
no hallara paz, sastisfacción ni calma,
aunque supiera el para qué del mundo,
las leyes de la física del alma,
el origen fatal de la existencia...,
cuanto no sabe ni sabrá la ciencia.

El ansia de gozar que me devora
no quedara tampoco satisfecha,
si al fin llegara la anhelada hora
de contemplar, sentada en mis rodillas,
la mujer ideal que yo he soñado,
de pálidas mejillas
y de mirar sensual y apasionado,
de pechos mal cubiertos por el traje
que en dureza y color mármol parecen
que no ceden al peso del ropaje
y a la presión de un beso se estremecen,
llena de amor, de fe, de poesía...
la que busca y no encuentra el alma mía.

Anhelo ciencia y goce,
goce y ciencia imposibles, si me afano
buscándolos, mi espíritu conoce
que fatalmente habrá de ser en vano.
Si alguna vez alcanzo lo que ansío
y ávida al fin lo estrecha ya mi mano,
a la palabra mágica de "¡es mío!",
la posesión transfórmase en hastío.

___


Para matar la inocencia,
para envenenar la dicha,
es un gran puñal la pluma
y un gran veneno la tinta.

___

Graba bien esta máxima en tu mente,
consuelo del mortal atribulado:
"No hay bien como el ajeno y el pasado,
y no hay mal como el propio y el presente".

___

Si no hay alma, ni hay Dios, ni hay otra vida
después de la terrena,
¿por qué, para qué, quién a este terrible
suplicio de la vida nos condena?

¿Por qué esta aspiración al infinito
que dentro de mí siento,
no puedo dominar, y encuentro en ella
a la par mi esperanza y mi tomento?

El latir de mi pecho fatigado
¿es tal vez el ruido
del batir de las alas de una ave
que se ensaya a volar dentro su nido?

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