viernes, 9 de noviembre de 2012

Pepe Ramos y 'La ansiedad del escapista' (2, y fin)

Momento angular de la fuga
Tomar la palabra como vehículo de fuga desnudando de ataduras y pudor la inquietud. Hacer de la evasión un arte burlesco, una suerte de streaptease macabro en el que descarnarse, hacerse reversible ante todos y víscera a víscera escapar. Correr entonces en la noche temiendo topar con los límites de la celda, correr temiendo descubrir que al final sólo te espera el futuro. Correr entonces por el filo de las llaves, correr entonces por la repetición eslabonada de los días, por una existencia tallada en la prisa hasta ya no poder más. Y entonces correr como la sangre que trata de huir del cuerpo al que da vida en su carrera porque detenidos se coagulan los deseos. Porque quietos nos brotan lápidas del pecho. Porque huyendo no claudicamos ante el pánico. Porque huyendo no temblamos ni cedemos al miedo.



Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño.
 Martin Luther King

Onirican Express

Tengo un sueño recurrente, un sueño profundamente arraigado en el consumismo.

Sueño cada noche que me despierto en un centro comercial diferente pero a la vez idéntico a sus semejantes. Sueño que empujo carritos que levitan sobre la niebla, con mostradores atendidos por ángeles, expositores que exhiben mercancías de colores nunca vistos antes. Sueño que compro —y si el sueño es muy vívido incluso hurto— kimonos azules, huevos de animales mitológicos, paracaídas... objetos que solo tienen valor para seguidores de Freud o Lacan, objetos inútiles en la vigilia.

A veces me despierto y acudo a comprar a centros comerciales que parecen diferentes pero son idénticos a sus semejantes. Empujo carritos con artrosis entre mostradores atendidos por súcubos y expositores de mercancías de colores inasibles para la retina. Inevitablemente compro —porque despierto temo robar— trajes azules, huevos en oferta, paraguas, muebles levemente suecos, yogures desnatados, tiritas, fundas para las fundas y somníferos con los que sueño que me despierto en un centro comercial diferente pero a la vez idénticos a sus semejantes y empujo carritos que levitan sobre la niebla.



Texto para corona fúnebre

Me gusta cuando callas
pero esto ya es excesivo.

No hay comentarios: