jueves, 28 de febrero de 2013

Poemas de "Destrucción de la mañana" de José María Fonollosa (5)

17

Según luce en la historia, algunos hombres
a mi edad, nuestra edad, ya disponían
del poder, de la gloria, del dinero...
Les llegó por la herencia o por la suerte.

Mas miramos a aquellos, unos pocos,
que escalaron las cimas más lejanas
a base de un esfuerzo sobrehumano.

El que nos propusimos emprender
y ninguno ha cumplido. Nuestros sueños
quedaban a jirones entre riscos
que nos era imposible superar.

O abandonaron demasiado pronto,
cuando se presentaba, rudamente
insalvable, cualquier dificultad.

23

Me detengo a fijarme en otros cuerpos.
Gordos, delgados, altos, grandes, bajos.
Cuerpos pequeños, ínfimos, enormes,
huesudos, desgarbados y contrahechos.

Vigilo cuando allegan a mi lado
por si entre ellos surgiera, de improviso,
el cuerpo que tenía, ansiosamente
buscándome, él también, entre el tumulto.

Pero no hay más que viejos en la calle.
Cabellos blancos, calvas... Las arrugas
aran la piel rojiza de las caras.
Caras sonrientes, tristes. Todas viejas.

Son montones de células extintas
pegadas a proyectos de cadáveres.
Las estudio con odio y repugnancia
como si fueran copias de mis rasgos.

27

Es absurdo vivir. Y duele mucho.
Mi vida no era al mundo necesaria.
No soy más que un estorbo para algunos
y un estrobo también para mí mismo.

Y así somos los más. Unos objetos
molestos arrojados a la vida
que aparta alguna gente cuando avanza.
Todo ha salido mal. Todo mal sale.

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