miércoles, 14 de agosto de 2013

"Fragmentada", poemario de Sagrario del Peral Pérez, al completo



BLANCANIEVES

Blancanieves escribe corazones en semáforos rojos.
Aletea, cual niña mariposa, entre dientes de león.
A veces, cuando Madrid llueve, llora mojitos
con sonrisas de paraguas.
Entonces,
entonces vuelan coches naranjas en osos pardos de infancia.
Ella, ella dice a voz en grito
¡que le dan miedo los decibelios,
las mentiras crueles y los pene hombres!...
Hombres Pene, ¿Pene Hombres?
¡Qué pena!
Ama a su garabato azul de pies descalzos.
En tardes de invierno maúlla soledades.
Sueña despierta
la irrealidad intangible
de bellas esquizofrenias en un solo ojo.
Allá donde van los espacios en blanco
parpadea silencios
y después muere un poco.


PORQUE LLUEVO

En este estado melancólico, las estaciones del metro concentran tristeza
que se sube disimulada al andén entre los abrigos y los paraguas que nos traen todas las lluvias posibles.
Pero hoy no hay marcha atrás, la tristeza viaja conmigo
en el vagón me mira a la cara fijamente y me sonríe, sabe que soy una de las suyas,
nos reconocemos con nuestros abrigos raídos,
con las lágrimas que se escapan sin querer de los restos del maquillaje.
Nuestras sombras viajan juntas, se miran como si de un viejo familiar se tratase.
La esperanza traquetea correteando para alcanzar la ilusión
que días atrás asomaba a nuestras caras.
Hoy queda todo tan lejano,
miramos paseando la ciudad con la cabeza boca abajo, con el sinsabor
de que estamos arañadas hasta la médula.
Porque lluevo y no puedo parar de hacerlo,
estoy aquí y tan solo el dolor está vivo.

___

Llovía en el frío
y tú me besabas las manos
en esta noche gris tormenta
el rayo nos acercaba
a la suave tibieza de un canto de mariposas.

Tu mirada de niño travieso no pierde la sonrisa,
cabalga como gladiador, en este teatro
donde te siento,
me sientes.

Camina en mi vientre la ternura
que se ensancha y embriaga
hasta que amanecemos.


MALDITA

¿Y ahora, qué hago con toda esta tristeza?
He ido sumando caricias
que se miraban y se reconocían.

He muerto tantas veces esperando
que haya alguien que sea para mí.

Pero no, señores, he nacido maldita,
para no ser amada, tan solo, y a lo mucho, querida.
Querida como un buen ser humano con el que se puede
contar
con alguien en quien confiar de forma apacible.

Un rostro amable que nunca es el soñado,
un rostro que nunca será amado.
Porque he de morir sola
y ese es mi destino... (MALDITA)


CUENTO SONÁMBULO

Todos los abrazos que se volaron por el hueco de la ventana
buscan la calidez del sonámbulo
que una vez los retuvo.

La suma de las ausencias y los fracasos agitan la desesperanza
que lleva al rey de los insomnios
a un camino de peregrinaje interior de asfixia existencial
con las emociones en el maletero guardadas para los siguientes viajes
y los restos de piel y corazón supervivientes el cerebro no descansa porque cuando se entrega no piensa
y cuando pierde se desvanece en mil cuchillos en la garganta
en cien dagas sobre un estómago cerrado.
Y las puertas del desastre en mí, en mis restos y fragmentos ya rotos
mi pequeño rompecabezas se descompone
y desarma hasta encontrarse de nuevo.

___

Hay formas de apariencia
que se embarcan en un presente disfrazado de obviedad.
La máscara de la diplomacia y el eufemismo
esconden un rastrillo enfermizo.
El espejo a solas no engaña
porque te muerde la yugular,
te mira y observa con desparpajo.
Tú YO habla y la contradicción que te habita
mastica tus restos
para que te veas sin tapujos
ni falsas realidades
que se acomodan en los invernaderos
cuando la sed de vida y fruta fresca
aparecen, todo vuelve a tener sentido,
las fuerzas renovadas cosechan alegría.

___

Yo sé de corazones verborreicos,
que sangran heridas desde sus pequeñas bocas, ocultas tras el velo del camuflaje.

Ante una sonrisa sincera, se desarman,
bajan ese gatillo que se protege en su madriguera
para que no les hagan más daño,
porque las pieles y los caparazones para protegernos
son realmente muy necesarios en un mundo a la gresca,
variopinto y deshumanizado.

El instinto, la intuición, se pierden
y la mecanización, la vileza, ganan terreno, casi sin darnos cuenta.
Las pasiones muchas veces acaban en el cementerio de la auto-destrucción o la destrucción ajena.

Odios, rencores, envidias. Caminos de mentes estrechas que malgastan la energía en podredumbre y desperdicio humano.

Si cambiamos lo pernicioso por un trueque de cariño y pequeñas cosas que nos hacen más grandes, nuestro mundo y nosotros saldremos ganando.

___

Los pasillos alargados del dolor huelen a sangre
miseria y fracaso.

Los zuecos blancos arrastran
unos pies cansados,
una espalda quejumbrosa
y un corazón endurecido.

Porque entran en habitaciones
que comparten el deterioro
de un ser que sufre tras la puerta.

La impotencia se pasea,
cuando la muerte acecha
sigilosa y discreta
con el don del más áspero silencio.


PODEROSOS ENGROSAN GRISES

Poderosos engrosan grises
en picaportes grasientos,
donde el oprimido no despierta.
Sonámbulas bestias amanecen sin sentido,
ni esperanza
en el apocalipsis de los que desertan olvidados.


SILENCIO

Cuando la roca se calienta
y paladea la sal, espira lamentos;
en la madera que se restaura,
el barniz acaricia terciopelo.
Las piedras rugen y hacen escarnio
del romanticismo ampuloso
que una vez soñó
con los pezones concupiscentes
de la ebriedad
en vasos de cristal.


ESCUPIR A CARCAJADAS

Escupir a carcajadas, para romper todos los silencios
que amamantan llanto.
Sueñan hambrientos
el dolor con la intensidad del desgarro.

Para mantenernos vivos y a flote,
oleajes y parches de cariño
en un pequeño corazón que ruge lastimado.

Las palabras se encierran en su jaula,
no quieren pronunciarse, ante el asombro de mundos perplejos.
Enmudecieron en callados rostros
su angustia
y el veneno de días venideros.

___

Acostumbrada a vivir infiernos
arranco mariposas de los espejos.
El agua ya no sacia,
tan solo ahoga y asfixia,
bebe los últimos estragos,
se adueña del poquito oxígeno
que necesito para respirar,
me empuja al desierto,
donde florecen la desolación y el aislamiento.
Camino en el insomnio
buscando sueños que se hacen pesadillas.
La soledad es mi única compañera;
da alas al pensamiento,
grita silencios
y esparce mis pedacitos
en restos y tinieblas.

___

Hay callejones donde el peligro acecha sin salida.
Pasos en ámbar transitan la duda.
La duda que acompaña,
la sombra que acorrala.
Con la certeza de que no estás solo,
escuchas al miedo susurrarte en la garganta.
La saliva se detiene,
no puedes tragar más angustia.
El aire suele detenerse
en un silencio sospechoso.
Oyes pasos en rojo,
crepita la sangre,
baila el cerebro,
las pulsaciones se aceleran
y la respiración se agita.
Corres torpemente, caes,
una luz cegadora te deslumbra.
Algo pasa,
se acerca más y más,
te va consumiendo...
¡Empujas con tus manos!
¡Arañas!
¡Muerdes!
¡Gritas!
Ya es tarde: contra la pared.
Todo se cierra sobre ti
aplastando tu cuerpo, ya sin fuerzas,
y tu último aliento.
En esas noches de viento sin luna,
los callejones
salen y atrapan a sus víctimas
solitarias,
sin testigos.
Entre grandes carcajadas de hormigón,
cuando todo ha terminado,
llevan los despojos
de su amarga celebración
a una orgía de horror y de sangre.


CAPERUCITA

Dicen que Caperucita Roja
está muy, pero que muy, enfadada.
Madruga para ver al lobo feroz
y este pobre ya no se come nada.
Ella, insatisfecha, vaga por la ciudad
buscando hombres duros
y algo canallas.
Su traje rojo le queda estrecho,
sus caderas han ensanchado
y la señora libido ha aumentado.
Su dulce niñez
en el bosque se perdió
y ahora, solo sexo, soledad
y carmín rojo.


BELLA

Cien años esperando
que un apuesto príncipe no se aburriese
ni pereciera en la maleza...
¡Ay!, bella, tan paciente,
con tacón de aguja
y maletín de ejecutivo,
las prisas y la pausa del café,
el portátil y el estrés.
Nada que ver con sueños de princesas almibaradas
ni con hombres
que se dejan matar
por atrapar su belleza.
¡Ay!, bella, te veo muy acelerada
y por las noches, rota;
tú y tu espalda.


GOLPEA EL DESALIENTO

Golpea el desaliento, harto y errado,
en una noria ambulante.
Michael Jackson un día soñó los pasos de baile de Bob Fosse.
Mientras,
un hueso de melocotón
rueda en el interior del autobús marginal.

Los excluidos levantan sus voces,
aunque apenas se les escucha
por este ruido que hacen, tan molesto, los poderosos
(esos que ahogan los gritos del pueblo
con opio que entretiene intrascendencias).

Las vacas mugen desatinos,
los zapatos se sientan en la mesa,
el caos bebe petróleo,
desayuna nicotina en pompas y nieblas.
La ramera sueña derechos y dignidades,
el barco no llega a puerto
y el tiempo toma cañas y se emborracha
perdido en los bares.

___

Huy, huy, huy...se me han caído todas las plumas
esta madrugada
cuando el gato maullaba con el móvil de Dios.

___

¡Manzanas verdes, manzanas verdes, manzanas verdes!
¡Margaritas blancas!
¡Aceitunas negras!

Gato-guitarra copula con mujer-caracol
cuando amanece el círculo
y el viento sonríe primaveras.
Algunos poemas desayunan lirios,
otros tan solo ansiedad azul.

¡Manzanas verdes, manzanas verdes, manzanas verdes!
¡Margaritas blancas!
¡Aceitunas negras!

Ansiedad azul.


CLINK, CLINK, CLINK

Clink, clink, clink,
clank, clank, clank,
tic, tac, toc,
tic, tac, toc,
camina el reloj,
chocan las copas
en un brindis de barra de bar.

Bailamos zumbidos,
dormimos bebidos.

¡Aaah!, ¡aah!...
¡Dios, Dios, Dios!...
¡Sí, sí!...
¡No, no!...
Muak. Muak. Muak.
Muerdo tus besos, bebo tu saliva,
jugamos,
reímos
lloramos
y, otra vez, bailamos.

Clac, clac, clac,
corro por el pasillo,
tic, tac, toc,
tic, tac, toc;
besos de carmín
una sonrisa
y un adiós.


VACÍO, SILENCIO, OLVIDO

En el olvido recojo recuerdos de agua
que amasan la fiereza del hastío.

Hay rumores que trae el viento
entre caracolas y corales
en un vuelo de gaviotas.
La ausencia sonríe desnuda.

Perpetua.
Inamovible.
Etérea.

Bebo, ingrata, el sabor de tus pasos
buscando las huellas de tu rastro
en un recorrido sin nombre.


UN CORAZÓN HAMBRIENTO

Un corazón hambriento
se desgasta en puertas que se cierran
donde el canto de las sirenas
tan solo ejerce la llamada al sexo,
al sexo, que se hace carne
y retoza sin memoria
en las sábanas de la concupiscencia
donde lo sexual agoniza
en soledades marchitas,
azúcar y ámbar;
sueños-amatistas, que amanecen
y fallecen en el frío de un abrazo.

___

Espero que los ángeles bohemios
no se desaten esta madrugada
con los poetas borrachos
(aquellos seres de abrigos largos,
de toques malditos y afrancesados).

En estas ocasiones la guitarra iconoclasta
vive donde la cerveza se resbala
de boca en boca y mete mano
a lindas muchachas desprevenidas.

Los piratas de la noche,
sin parches,
caen a cal y uñas
cuando el águila emprende el vuelo
y lo dionisíaco aterriza en calles estrechas.

___

Veinticuatro espejos rotos
se miran y contemplan,
en mi cuello de madera
saluda
con una leve inclinación.

Hoy me he dejado los pulmones fuera,
no encuentro el jardín de las sonrisas
que se pierden
y abren como pétalos.

___

Acorralo la noche
en el fuego extinguido
de un lamento sin respuesta.
Taconean en mi piel
hombres que desgranan auroras
y ahorcan sueños.

___

Mueren días sin rostro
en arcaicos cajones desvencijados;
tan solo
apariencia impávida
en el vientre rezagado de la ebriedad.

Imploro sentido a esta soledad
que, marchita y eterna,
se derrumba en pliegues.
Castigo mi memoria
con risas que fueron compartidas,
sin escudo
para el dolor perenne
de un largo verano;
orfandad.

___

Resucitar para morir de nuevo, en un sueño de espejos.
Caminar en soledad para recobrar los recuerdos.
Amar, dar color y calor por un trocito de cielo.

Llenar la copa y brindar por la tristeza
en un baile de sombras, sin sentido
en un tobogán de emociones
que se despeñan y ahogan.

Pronunciar tu nombre, hasta el desaliento
fingir la felicidad que ya no siento.

___

Se espantan los miedos que nos debilitan
y crecen las sonrisas.
En pequeños montículos
donde el cielo se abre
y la tierra brama,
yacen menos prejuicios.

Cabalgan mil batallas contra todos nuestros yoes
y la esquizofrenia habitable palpita;
se lamen abrazos a los cielos,
desgarros a la cobardía
que llora derrotada.

Porque amanecimos más sabios
y los miedos ya no nos paralizan.

___

Muerdo la infancia perdida.
Araño y añoro
el recuerdo travestido
por un presente endiablado
que atropella raíces de inocencia.

___

A veces, el viento que sonríe primaveras
llora otoños, desde el centro de las tempestades.
Llueven nostalgias en el país de las ánforas
y los sueños son mares irreales.

___

Grita el inconsciente
entre muros de humo y espaldas sin rostro.
Ya no soy la escupidera de tus vómitos
ni el escombro de tus cicatrices.

___

Tengo un calcetín azul
y otro gris con lunares blancos.
La cara sucia,
los ojos de tristeza
y la desgana,
en esta mañana gris,
no quieren mirarse al espejo.

___

Hurgo en el dolor del insomnio
donde siempre llueven espejos.
Nos alimenta el inconsciente,
el soñador de ausencias.
Escancio cenizas, en otros labios
que escupen,
vituperan feroces,
muerden
y algunas veces besan.

___

No hay tiempo para las lágrimas
tan solo para recogerse el pelo y el sudor.
Porque la vida te aplasta
y la supervivencia manda mecanizarse
y alcanzar las esquinas
de la realidad más austera.
Recomiendan
vomitar el dolor a ritmo de tango,
penetrar en la luz
abrir los ojos para despertar.
Entonces,
encuentras refugio en una sonrisa
y manos que te apoyan,
te levantan, con suerte
como ángeles blancos.

___

¿Quién puso fin y distancias a las eternas conversaciones
que buscaban el día?
Nuestros pasos y sombras cómplices
¿dónde fueron?
¿Y aquel juego de miradas y palabras
donde el sexo era imaginado y el amor platónico?

Tengo millones de preguntas
y tan pocas respuestas...
Los años transcurrieron inexorables,
sin piedad.

Lo perdido ya nunca vuelve,
sumas y sigues,
otras veces restas,
en un letargo de sombra caníbal
te destruyes y devoras.

Si logramos levantarnos, caminamos
hasta el límite de nuestras fuerzas
para recobrar algo de aliento y vida
hasta la próxima caída.

___

Volver a tus raíces
para reencontrarme con un pasado
que nos fragmenta
y nos regala un presente
en silencio
con caramelos de menta.

Las carcajadas de la ausencia
hacen trenzas en mi pelo,
se aparecen en mi sombras venideras,
me abrazan
a una danza de gaviotas hambrientas.

___

Memorias,
memorias llenas de olvido
en un desierto de agua dulce.
Recuerdos,
recuerdos que amanecen lentos y suaves
colonizando mis días y mis bucles.
Ecos,
ecos de fragancias corrosivas.
Dentro, muy dentro
en mi mullida impresencia doméstica.

___

Algunos jueves mataría a un ángel,
un ángel negro
que me viste de sexo y angustia,
muerde mi vientre,
acaricia el dolor y la herida.
Lame mis recovecos, a hurtadillas;
siempre abierta
a su dulce veneno lascivo,
imploro su presencia;
prometo venganza.

___

Apagar la sed,
derramar lluvia, en filos del gozo
imantar la presencia
del soñador hambriento.

___

¡Jodida conciencia!...
Ejércitos de voces caminan erguidos.
Se manifiestan donde la inocencia esconde su belleza.
Escucha, escucha culpas y reproches
con el fragor del remordimiento
que llaga un mal presagio;
vuela,
como conciencia en balsas de agua.

___

A veces,
el enemigo vive en casa, sonríe malévolo
porque domina y juega en fricciones
que anulan.

Reina como un Dios en el Olimpo
cuando manipula a su antojo
a ingenuos como Rebeca,
aquella que interpretaba Joan Fontaine
junto a esa ama de llaves, inolvidable
por perversa y solapada.

La astucia al servicio vil
hace seres desgraciados, por su implacable maldad.
Cuidado, ten cuidado
aléjate del sutil engaño
que penetra en tu vida manejándola.

___

En el breve recorrido de un parpadeo,
las manos se alargan por la cintura,
los sentidos se quiebran,
toman conciencia de la piel
que acecha al deseo
cuando duerme
agazapado en el éxtasis.
Rinde embestidas
y pequeñas muertes.

___

Desemboca
en la memoria,
que escupe silencios,
toda la rabia
en rastro de sal
y huellas borradas.

___

El alcohol y la lluvia
gritan tu nombre.
Me rompo, esclava y libre,
en la agonía de mis desiertos.

___

Busco tus labios
y ya no te encuentro
agazapado en mis sonrisas.
Muerte de vos en mí.

___

Con pasos lentos y arrugados
el anciano camina hacia la muerte,
que le espera
jugando a la petanca
como un niño.
El niño que fue
regresa a la infancia,
a la desmemoria y el olvido.
Sus huesos ya desgastados
claman
ramilletes y manojos de cariño
con mil sonrisas de boca ancha.
La impertinencia de la muerte...
y el tiempo que ya se acaba.

___

Extraño camino menguante.
Recuerdos abollados
en dibujos de sal y arena.

Camino en la soledad de los álamos,
cierro los ojos y estás ahí,
sonriéndome,
parado en una nube,
antes del dolor y la tiniebla.

Cuando todo se derrumba,
tu sangre enloquece;
se hacen de agua y tristeza
los días previos a tu muerte.
Entonces,
las fuerzas se deshacen, las llagas brotan,
y el oxígeno ya no llega.

Aún recuerdo cómo cientos de enfermeras
visitaban tu cuarto
para llenarte de morfina y drogarte.
Cuando salían, te quedabas en un hilo de voz,
la memoria dispersa.

Llegó una madrugada,
dejaste de respirar
y tu cadáver y el frío
no han dejado de acompañarme.


DE NATALIA ÁLVAREZ DEL PERAL

Morirse en silencio
para no callar nunca.
Llorar en un mar vacío
para olvidar
que una vez recordé.

___

Desnuda y oscura
me abro para ti
en esta tarde de lágrimas
y sueños rotos.
Bailándome el agua
masticas mi oreja,
susurras y lames mi boca
hasta que nacen pasiones incendiarias,
caminos sonrientes de lascivia
en un mar de brasas
y gemidos
donde los ángeles solos
sonríen y sacan la lengua
en dulces otoños.

___

Hecha mujer ,árbol y rama
me deshojo y caigo
arrastrada por los vientos.
Escenifico misterios
en un juego de rabia
que se mece
en sueños de marionetas
que pasean en bicicleta
con las rodillas peladas
y el cariño boca abajo
en el árbol del ahorcado,
la ciudad muerta,
batallando con murciélagos empedrados,
haciendo malabares
y canciones.
Mil melodías que se cuelan por las rendijas
y mis décadas.

___

Suena el timbre.
Se enciende a destiempo tu cabellera,
a la búsqueda
del que ya no encuentra inmenso solaz
y frívolas mañanas de sortilegio
sin nada de equipaje.
Quieta y clara,
caracolean huecos bajo mi espalda
en un mar de remedios
que se hacen rama;
entre las sábanas
ya se encienden las farolas y algo más
en esta madrugada.

___

Besos afro y música reggae
en el tablón de madera.

Músculos fuertes
que me sujetan y oprimen
en la calle del desengaño.

Una lluvia de celos
y una amenaza constante.
Yambé, yambé, yambé...
suena el yambé.

El fuego se hace pasión de primeras veces
que se consumen en brasas y delicia.

Entonces,
mis pedacitos se esparcen
en un juego de miel y abejas.
Susurros
y besos desgastados en nuestras bocas.
Mi boca,
ya sedienta y húmeda, para ti;
corazón de madera.

___

Grito silencios,
desvío soledades al desamparo.
Rumores de luna
aventuran sueños,
murmullos de lluvias,
espíritus,
estrépito en éxtasis,
rumores que acercan músicas
de campanillas,
manos que atropellan candentes
restos de carmín húmedo,
allá,
donde duermen las asonancias.

___

Besas las esquinas de los sueños;
espejo enterrado
de olvidada memoria
de tumba abierta:
la NADA.


ANSIEDAD AZUL

Si las mujeres borradas de la historia
pudieran reencarnar y levantar sus puños al sol,
sus bocas al viento,
su vulva al deseo.
Si las manos ajenas las dejaran volar y volver,
el amar azul de Alfonsina Storni
no sería ansiedad azul.

___

Cuando el silencio me habla,
yo le escucho con fervor casi religioso.
Su voz de mosca pegajosa y relamida
martiriza todos los sinsentidos.

___

Tu soledad tropezó con la mía.
Tu soledad
salió huyendo.
La mía,
desorientada,
también corrió,
en dirección opuesta a conocernos;
almas ajenas
vagan solas
expuestas al dolor.

___

¡Pequeñas muertes
y un adiós continuo!,
suplica el sexo
que escucha y libera
al ahogo que agoniza.
Aúlla el yambé,
La zozobra...
y el cautiverio
de la alambrada.

___

Vengo al refugio de las palabras
donde llueven sonrisas
en días de hastío.

___

En la piel del agua,
irrumpe un cuento de invierno:
manos que brotan, caricias y caramelos,
besos y meses,
besos y días...
Las bocas alcanzan ternuras al encuentro,
tatuándose en la piel
el deseo que se hizo uno.


NOCHES VAMPÍRICAS

Si un hombre de negro y mirada azul lobezna
te observa y te rastrea,
te olfatea cerca de la nuca,
ten cuidado. Es de apariencia joven, agradable,
conversa con la inteligencia aplicada
al retorcimiento de la dialéctica hiriente.
Haz caso, huye, buscará tu sexo
pero también tu alma, tu cerebro
causando todo el dolor posible
para que te sientas como un animal
salvajemente herido.
Te llenará de oscuridad, celos,
sed de su presencia
y locura que camina sola
en las calles de Tirso de Molina.

___

¿Sientes cómo la circunferencia de este mundo redondo pesa?
Ciclos que se repiten una y otra vez
en calles de calvario sin fe.
Aunque la esperanza anda cerca, no la encuentro,
un Lavapiés étnico de túnicas y arroz basmati
se disfraza de días grises en la plaza.
Los símbolos hambrientos comen días intermitentes
que marcan su juego en una baraja trucada,
toda la decadencia convive en un barrio
que transpira un mundo tan propio como universal.

___

Con tus zarpas de ocaso, lames y llagas heridas
para penetrarlas en un tenue regocijo
de fuegos fatuos.
Provocas dolor y sangre como aquel vampiro divertido
en juegos de seducción canalla.
Miras de reojo cómo pataleo tus afrentas,
te anclas en el vacío
para escupir mi sed de abrazo,
es entonces
cuando abrillantas tu colección de ilusas
en el atolladero.
En el río de la vanidad te sumerges
para brindar en mil copas
con los restos del carmín, las cenizas y la sangre.

___

La frustración crece junto a la impotencia
de un “ya no te entiendo”.
Cuando mil gatos se desperezan hambrientos
en sueños de mimosuras
que se perdieron por el desagüe.
Yo te digo, escucha,
háblame, estoy aquí, pedacito de mi sangre,
garabato que creció en cuclillas, donde
ríen japonesas y sueñan geishas
pinturas góticas.
Catedrales de amor
para que me encuentres
en el camino de la adolescencia.

___

Quiso eliminar la extremidad
de la intimidad
y la confianza extrema.

___

¿Cómo buscar una palabra amable y calentita
que nos rodee
como una bufanda en el crudo invierno?

Cuando todo parece perdido,
el camino se hace cada vez más angosto,
las puertas se cierran,
no hay salida,
ni una ventana abierta.
Ciega, coja y desorientada,
busco refugio en la ternura
que me abrace para tomar fuerzas de nuevo.

___

Las verdades de Cenicienta
se tropiezan
en las escaleras de la realidad.
Intrascendentes juergas
buscan piso en el estiércol
donde las flores
amamantan decrepitud.

___

Habitan tus ojos
almas heridas
que recorren soledades de rastrillo.
Asesinos de la razón apuñalada
mueren en sonrisas minusválidas.
Carentes de besos que aman,
esperan, en el fluir de unos labios,
sentencias de espadas
y agonías que se lacran.

___

Manzanas en el barro.
Muros perpendiculares agrandan sombras.
Cicatrices y fragmentos convulsos
se agitan en estercoleros urgentes,
donde, en un desafío tenue, se entra en crisis.
Bostezos, apatía, parálisis mental.
Psiquiatra hastiado-hundido desfallece,
recupera el verso,
acerca el insomnio que se desvela,
alcanzamos metas...
Todos los sueños vuelven

y bajan a la orilla
buscando un trajín desnudo, suave,
que llegue hasta las rodillas.
En un asfalto que lastima, gritan
que ya no hay bálsamo para tantas heridas.
Hoy, tan solo tu semen me salva
de esta piedra que ruge,
donde en delirio y sombra
vuelan las águilas.

___

Mientras muero,
me lleno de rabia porque no estás más en mí.
Tu ausencia me abofetea,
me escupe a la cara.
Mi sombra se ríe de mi dolor
y yo tan solo sé dilatar esta ausencia
que se clava hasta el hueso,
me dobla
y se hace mil lamentos que gritan:
te odio,
te odio,
te amo.
Deseo tu regreso hasta el establo
que una vez compartimos
en caricias,
aquellas que se levantan sin previo aviso
meciéndonos con fuego;
hermosa sed insaciable
donde ya no te encuentro.
Ahora, rota y despojada de vos,
me maquillo
y me invento en silencio.

___

Se me va resbalando el agua
entre mis dedos de ocaso
y un ayer cercano.
Se hacen madeja y ovillo.
Para llegar a hoy,
te tenido que desgarrarme muchas veces,
deleitarme en la belleza
para salvarme y llegar a hoy,
a este mundo insensible y atroz
que goza en perversiones,
escarnios y dolor.
¡Desalmados carniceros,
coleccionistas de pubis,
pederastas,
marrulleros!
La carroña del ser que no lo es,
la burla constante y la locura...
Mezquindades sibilinas
han recorrido en mí un viaje a ninguna parte;
todo esto y más
para llegar a hoy
y abrirme a ti, corazón.

(Mezquindades sibilinas.)

___

Sandalias y veranos,
en la bolsa de los zapatos llevo sandalias
que respiran veranos.
Libros de heridas y cicatrices
y otros de sabor a dedos
que caminan dentro.

Por la mirilla, un solo ojo espía.
Insaciable.
Voraz.
Tembloroso.

Entrega posturas, al gozo abierto de la carne,
embiste la piel exhausta
hacia el vaivén que lleva al éxtasis,
donde la yema de tus dedos
se pierden en mil caricias
que agonizan en mí.
Sumisa,
rendida, caigo en tus bucles,
pongo alas al estío
en un cruce de bocas que se hacen agua,
gemidos y lamentos.
Ahora ,duermo, plena como un niño,
con todas las sonrisas.

___

Sometido a unos ojos
por todo horizonte,
como la jirafa moribunda
y la tristeza de la sed.
Tan solo silencio
y todo el otoño.

___

Ven.
Súbete a mi encimera
en esta tarde de otoño,
cuando la muerte habla
y todo el silencio, enclaustrado,
respira pánico
y más madera.


BACO

Baco nos ha llenado las copas.
El deseo desabrocha los botones
mientras Afrodita, coquetuela,
me posee, juguetona.

En un río de lascivia,
las manos se hacen caricias,
los besos, espadas.

Un ejército de fuego sonríe
en la comisura de mis labios.
Con toda la rabia y la cólera,
me hago tierra fértil.
Allá donde yacen tus muslos,
se apagan restos de inocencia y carmín
como fruta fresca.

___

¡Bebámosnos,
bebámosnos en mil besos de agua,
mil besos de agua!
Mi piel al deseo que ya te toca.
Me tocas toda entera y dispuesta,
abierta para ti.
Ardo, placentera y letal,
con las faldas levantadas
y la sed entre los muslos.

¡Bebámosnos!
Tiemblan mis caderas,
soy yo la medida
de tu embestida frenética.
Acaríciame las nalgas,
muerde mi oreja,
lame mis recovecos
hasta borrar todas mis huellas.

¡Bebámosnos!
Juguemos: hoy soy tu ninfa desmelenada,
plegada a tu cintura,
enroscada a tu cuerpo
como víbora silente.

Vibro, vibras.
Con mi lengua, acaricio tu sexo,
te retuerces,
me estremezco
y el sexo se levanta.
Todo estalla.

Úsame cuantas veces quieras, amor.
Así, de esta manera,
quiero ser la odalisca
que te baila y te espera
en esta nuestra muy particular
danza del vientre.

___

Aquellos libros de Mahou...
un sol de justicia,
quemaduras en los labios,
gafas grandes de miope,
la Sala Canciller
y las faldas hippies.
Los colegas en esos días me llamaban Janis.

Dispara el cetme..
Dispara el cetme, cargado de rock and roll.

Soñaba con viajar a India,
la rebeldía del oprimido.
El sexo donde se podía.
Aquel bar cerca de la estación
donde mataron al abuelo joven,
de pocos años,
cuando el barrio se hizo sangre.
Telediarios, periódicos...
juicios más tarde.

Un guardia civil, con su arma pequeña y dorada,
asesinó a Miguel,
disparó a Antonio,
y, de aquello, ya no queda nada.

___

Hecha carne
y animal en deseo,
mi espíritu vuela
al jardín de los juegos prohibidos.

Las bellezas trenzadas
giran con el suave canto del duduk.
Cuchillos afilados al deseo.

El silencio y sus esquinas
de vieja ramera decrépita
se hacen presente y hallazgos
cuando todo duerme
en la estación vieja.

Desoigo, descreída y con desdén,
la voz que hasta ayer me nombra,
se suceden y se borran los días
en su hendidura aviesa
(aquella donde cohabita la desgana obscena
con restos de saliva y cuchillos que se afilan).

___

El aguijón venenoso
del autoritarismo dominante,
de ese al que le gusta imponer sentencias.
¡Modos de vida!,
implacable ser guardián de la moral,
vigilante de vidas ajenas,
perfecta maquinaria suiza:
un, dos, tres...
un, dos, tres...
un, dos, tres...
(dentro de un momento volvemos -otra vez-).
¡Firmes! ¡Todos firmes!
Hagan lo que yo digo,
lo que yo dispongo,
nacionalcatólico, extrema derecha,
rígido pensador frustrante,
machacador profesional de cerebros al ocaso,
a la fundición.
Recordando a Fernando Fernán Gómez, entre otros,
¡váyase usted a la mierda!

___

Mujeres sin memoria tejen puentes
en colinas colindantes,
en el patio de la casa roja
donde duerme la esperanza
que una vez habitó
en el corazón del ahorcado.
Allí, un
surrealismo barroco
sueña con escapar al renacimiento de las flores
que inventan primaveras en jardines naranjas,
donde las ninfas son poseídas
por la lascivia de sus lenguas.

___

La luna llena está borracha:
sonríe descarada y descalza
a los marineros del puerto.
Pierde los tacones
y se le congela la sonrisa
cuando la arrastran al callejón
y la sodomizan en el portal.


HACE TIEMPO QUE MIS OJOS SE AHOGAN

Hace tiempo que mis ojos se ahogan
en los días de lluvia
y leche caliente
con trozos de pan y nostalgia.

Un llanto púrpura cae, al atardecer
del recogimiento y la palabra.
La palabra en clausura,
indecible por honda y solitaria,
vuela y se escapa por la ventana.

Mártir, se acicala y recompone
en un sueño de almohadas,
entre la tierna dulzura
de unos ojos claros.
Se levanta herida, ingrávida,
al tenue susurro
de un tintineo y una sonrisa.

___

Un cinco de copas, un 2 de oros y un 5 de bastos.

Decepción que nos lleva al ostracismo,
la soledad del caminante que tan solo se apoya en su bastón.

Intercambio y transferencias
que comparten manipulación y vil metal vil...
tal vez noticias frescas.

La lucha encarnizada
defiende nuestra posición
y un lugar en el mundo.
Conflicto y desacuerdos,
pugnas y resistencias
se disputan
amores batallados,
trabajos disputados.

Con todo esto, cómprese la baraja entera,
que la vida es un naipe
y usted lo llena del color que quiera.

___

La tarta oscura
y el collar de flores naranjas.
Terciopelo en las manos,
satén en la boca.
Mi voz ya no te toca.

Mis dedos mueren en otro lugar,
acarician sonrisas de ocaso
en pensiones de renta antigua; malviven.

Escaldado, mi vientre huye
de la pobreza del vampiro.
Sueño con Humphrey Bogart,
quiero ser Lauren Bacall
y correr cuando silba.

La tarta oscura
y el collar de flores naranjas.
Terciopelo en las manos,
satén en la boca.
Mi voz ya no te toca.

___

Soy insomne por necesidad,
toda una profesional.
Cuando todo queda en silencio,
los pensamientos se ordenan:
ya no hay ruido en la casa,
la anciana calla,
la adolescente duerme,
los gatos se hacen redondos como ovillos.
Entonces, la libertad se abre,
el pensamiento vuela
y las palabras lo inundan todo.


MITOMANÍA

Yo, que soy tú,
tú, que eres yo...¿hacia dónde vamos los dos?
Cabalga Clint Eastwood en mis desiertos,
susurra Lawrence de Arabia
que Yago le hizo muy mal a Otelo
mientras Orson Welles andaba resfriado.

Ella sonríe con su mirada eterna y violeta.
La sonrisa de la femme fatale se llama Gilda
y el sexo se hizo carne, en Norma Jeane,
cuando la guerrillera esposa de Miller
dejó de adorarlo
por tantas decepciones.

Me contaron que la muñeca ya no quiere ser muñeca;
el tigre la espera
en un tranvía llamado deseo.

El jarrón roto del salón llora como Vivien Leigh
cuando la viola Marlon,
ese animal tan salvaje como bello,
ese que se hizo mortal y decadente
bajo el celuloide y la tierra del Olimpo,
hacia el ocaso de las estrellas
que no han dejado de brillar.

___

Porque el dolor me hace sentir viva,
recojo mi rastro.

Y me pierdo en toda oscuridad
de años clavados en la frente,
donde un río de muerte
atesora la tristeza de una vida.

En el insomnio, cavo mi tumba
para ser el zombi
que pasea por los pasillos.
Cuando la vela blanca se consume,
la vida se hace más lenta,
el pensamiento vuela frágil hacia la destrucción.

Porque, hoy, quiero morirme
para sentirme más viva.

Anuncios paranoicos desayunan lirios.
Sonrisas azules patinan con neuronas
en busca de equilibrio inconstante.
Los perros salchicha saludan
cuando comen plátanos que maduran
en una escalera;
escalera que asfalta cielos rosas,
madrugadas oscuras
de resacas asilvestradas con gin-tonic
y aceitunas sin Martini.

En columpios de palabras
se mecen tornillos incandescentes
de libélulas africanas.
Mil paracaídas acarician los sueños
de una pesadilla fugaz,
tozuda, rotunda y campestre.

El despertar juega al ping-pong
en una estación de metro.
Las flores, tan femeninas,
se han cansado de que las polinicen;
están enfadadas con el viento,
en una locura de telediario.


EN EL CORAZÓN DEL ASFALTO

En el corazón del asfalto
sus habitantes muerden el polvo,
se agostea con dolor, en la ciudad
que bebe nuestra sangre hasta licuarse.

Huimos despavoridos
hasta que nos baña el Mediterráneo.
Bailamos rindiendo culto
al espejismo de cierta libertad.

Treinta días de asueto,
un respiro entre los caminos
bajo el yugo de los relojes,
esclavos del tiempo y sus enredos,
prisas sin pausa
desahuciados de la vida;
en una realidad invernadero
el camino se hace a oscuras,
desahuciados.


ALGUNOS HOMBRES

Hay hombres que toman caricias a escondidas,
como perros hambrientos.
Después se marchan por la puerta trasera,
esa que llaman cobardía,
mentiras y engaño.

Otros, como broncos fanfarrones,
coleccionan vellos púbicos en su almohada.
No hay dolor,
solo placer.
Mentiras.
Las he visto llorar
porque sintieron que él era ÉL con mayúsculas.
Roban las sonrisas de las mariposas,
sin escrúpulos toman sus cuerpos
para, después, tirarlas
en el contenedor de las muñecas rotas.

Somos seres con alma,
con calor, con vida y con esperanza,
y algunas, ilusas como yo,
todavía esperan
que él sea definitivamente ÉL.


ENVIDIA MASTICA ODIOS

La envidia paladea y mastica odios, con calcetines rojos.
Mezquina, invade territorios,
golpea en pobres mentes desocupadas
hasta convertirlas en desmadres retroalimentados
y oscurantistas.
Devoran vidas ajenas
en actos de frivolidad y chafardería,
bajo la nueva inquisición
de amorales predicadores de esperpento.
¡Pobres diablos encendidos
en venenos de serpiente resfriada!
Escupen caspa
y se desangran en bilis verdes
mientras sus paupérrimas neuronas
destilan soledad.


¿Y DIOS?

Dios pasea por la acera,
justo antes de cruzar el paso de cebra
quería venderme revistas
para despertar mi conciencia a su realidad.

Él está triste y en crisis de creyentes descreídos.
El mundo no es lo que había imaginado:
cambios de clima,
calumnias,
basura mental,
empobrecimiento,
guerras...
Don dinero y sus tristes circunstancias.

Le he invitado a unas cañas
para escucharle, porque anda deprimido.
Entonces,
me he despertado y ya no estaba.


SI DUELE, ANESTESIA LA REALIDAD

Si duele, anestesia la realidad:
duérmete con Lexatin,
ríete con Prozac,
no des tiempo
para el dolor y la pausa,
cómprate primaveras en centros comerciales,
videoconsolas y demás aparatejos
que no te dejen a solas contigo mismo.
No pienses.
No reflexiones.
Solo desea lo que no necesitas.
Si la frustración te acompaña,
un Tranquimazin,
medio Orfidal.

___

Ábreme despacio,
como sonrisa de arena
que se desvanece a golpes de cielo.


AGÓNICO CORAZÓN FETICHE

Agónico corazón fetiche.
La sombra.
La sombra devora hadas harapientas,
escupe arco iris en pantalones cortos,
baila tórridamente
con el hambre y el hombre.
Las tardes que aullaba el yambé,
la sombra que acompaña sin rostro
al gato-guitarra en un lamento alegre
cuando una lámpara con coletas
atenúa el golpe.


RESTOS DEL NAUFRAGIO

Restos del naufragio
amenazan con salir a la superficie
dejando recuerdos desnudos
a un paso de la locura,
camino del abismo,
sin maletas.

Pesadumbre que embriaga, desorienta y te pierde,
entierra en telarañas la existencia desenfocada.
Se mira
en la autocomplacencia de la desesperación.
Baja
a las negras aguas, contemplando el no retorno.

Malherida.
Sola.
Asustada.
Desgajada de sueños, huérfana,
allí estás cual muñequita rota,
sin pegamento que te una el alma;
descosida a balazos de intransigencia.


AUSENCIA

Las manos circulares y hambrientas
buscan un beso impar
que se llena de caricias, con formas de ausencia.
En el callejón de espejos abandonados,
los paraguas recogen recuerdos de agua.
Como entonces,
cuando tus dedos dormían en mí.

Hoy, esta lejanía sacude todas las nostalgias
que me habitan tenaces
en este dolor y su hueco,
tan solo se puede respirar perdida.


DÍAS DE ROSTRO CALLADO Y ESCOMBRO

Hay chupetes oxidados camino de la feria.
La sonrisa de los niños no nacidos.
En una milonga de vanidades y sueños,
aterriza el círculo decadente,
en días de escombro
dejan su ristra de ojos callados
entre flores nuevas.


FRAGMENTADA, MASTICO RECUERDOS

Fragmentada en retales descosidos
y recuerdos que amamantan un presente
lleno de lluvias y soledad.
En estos días de caluroso verano,
me arrastro cual culebra tragando tierra,
buscando terrones de cariño
para encontrar el sabor dulce de aquellos besos
que me levantaban
a pesar de una vida eclipsada en mil tristezas
y una noria de emociones
como compañera bipolar.