martes, 26 de noviembre de 2013

"Soneto en prisión de franceses" y "Soneto de Silvano a su pastora Silvia", sonetos de Hernando de Acuña

Soneto en prisión de franceses

II

Cuando contemplo el triste estado mío        
y se me acuerda mi dichoso estado,        
hallo mi ser en todo tan trocado,        
que pensar tuve bien es desvarío.        

Con mi memoria por mi mal porfío,
pues, sino es esperanza en bien pasado,        
y en ella con razón fui confiado,        
con muy mayor ahora desconfío.        

Ausencia, de pasiones padre y fuente        
junta con el temor de vuestro olvido,
del cual aun en presencia me temía,        

hacen con fuerza del dolor presente        
parecerme, según ya estoy perdido,        
que ni fue ni vi entonces lo que vía.


Soneto de Silvano a su pastora Silvia

Cuando la alegre y dulce primavera        
a partir sus riquezas comenzaba,        
y de los verdes campos desterraba        
aquella estéril sequedad primera,        

un pastor triste y solo en la ribera
de Tesín gravemente suspiraba,        
y vi que en un alto olmo que allí estaba        
con un hierro escribió de esta manera:        

«Si, de amor libre, por aquí pasare        
acaso algún pastor, cualquier que fuere,
huya de esta ribera y de este llano,        

que, cuanto más sin pena se hallare,        
si a Silvia la cruel pastora viere,        
por ella morirá como Silvano».

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