lunes, 13 de enero de 2014

Poemas de Bayardo Ramírez Monagas en "Transmutaciones" (2, y fin)

CRISIS

Soy un cero desesperadamente boca abajo, abrumado por el descenso de mis actos, por mis deseos de crear insatisfechos.
Desprovisto de fechas, con algo negro en los bolsillos para contrarrestar mi ineptitud.
Llevo eclipses en la boca y el suicidio me atrae, pero soy incapaz de destruirme, siempre fallo, nunca paso de elucubrar, fraguo planes, ultimo detalles, observo con insistencia el arma, la muevo lentamente, me imagino inerte, y al final quedo enamorado de la muerte, extraviado entre los objetos.
De noche, si estoy solo, me quito la piel y la extiendo con esmero (debo cuidarla, es mi mejor disfraz) y sobre ella coloco arterias y nervios en un haz y los huesos en otro y me estudio; mis problemas consisten en que soy mediocre. Todos los personajes con que fui constituido fueron escogidos entre enanos lunáticos y comediantes callejeros; de allimis, zonas aborrecibles, mis contradicciones, mis desiertos. Hoy los ojos me saltan, son perros de presa en mi rostro inestable.


HE CERRADO LOS OJOS


Las cosas dejan de ser cosas,
pasan de objetos a masas inseguras,
los volúmenes se compactan, giran, avanzan, retroceden,
rotan a diferentes frecuencias y pierden sus dimensiones,
he cerrado los ojos.

Puertas y puertas se me abren por dentro,
me invitan y me llaman en un grito que no se oye,
una oscuridad fosforescente está, simplemente está,
y de repente la veo de lado, horizontal, fina, de papel,
y las manchas inestables danzan y danzan frente a mí,
ocupan toda la habitación
y nunca han salido debajo de mis párpados,
y me esparzo y me meto por todas partes,
no como el agua, sino como el espíritu del agua,
y mi cerebro es una pelota roja en un infinito,
descubro que los ríos cambian de piel más rápido que las serpientes
y que el tiempo muchas veces se desnuda
y todas las conversaciones se me reducen
al sonido que emite el arranque de un automóvil,
mi cuerpo se paraliza, me quiero mover y no puedo, no puedo,
todo flota en desorden dentro de mí, mi peso, mi lecho, los colores,
los espejos desaparecen dejando un vacío.

Abro lentamente los párpados, tomo conciencia de mi cama,
me dispongo a dormir,
mañana volverá a suceder.


ROSAS

Estoy, qué sé yo,
algo triste, borroso, hecho casi una nada,
y me he quedado
contemplando rosas.

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