martes, 28 de enero de 2014

"Tal novedad me causa haber probado...", "Después, Amor, que me privó tu mano..." y "Soneto en respuesta del pasado", sonetos de Hernando de Acuña

Tal novedad me causa haber probado        
el bien pasado, que, en el mal que pruebo,        
lo mucho que me duelo, a lo que debo,        
no puede ser con mucho comparado.        

Y Amor me tiene tan escarmentado,
que casi a desear bien no me atrevo;        
determino moverme, y no me muevo,        
voy vacilando de uno en otro estado.        

De todos vengo a conocer que el mío,        
por natural razón, es apartarme
del derecho camino que me guía;        

pero cuando en seguirlo más me fío,        
hallo que voy por tan contraria vía,        
y al cabo escojo por mejor quedarme.


Después, Amor, que me privó tu mano        
de aquella vista en que vivía seguro,        
es vuelto en escabroso estilo y duro        
el mío, que antes era humilde y llano;        

y en tal extremo, que si el más liviano
dolor que siento declarar procuro,        
voy por áspera peña o alto muro        
para haber de llegar al más cercano.        

La lengua al pronunciar está turbada,        
que en tantas tan dañosas ocasiones
cada cual se le ofrece por primera:        

así sale la voz flaca y cansada,        
y tan confusa de entre mil pasiones,        
que de ninguna da razón entera.


Soneto en respuesta del pasado

Bien os puedo decir, considerando        
lo que pruebo del mundo y lo que siento,        
que, siendo los trabajos de él sin cuento,        
se pueden los descansos ir contando;        

mas el fuerte varón, no desmayando,
esfuerza con valor el sufrimiento,        
y al sabio da el saber un nuevo aliento        
con quien puesto que teme, va esperando.        

Y si hay fortuna en el humano estado,        
no es justo que ninguno desespere,
pues todo a su mudanza está sujeto;        

mas de remedio estar desconfiado        
no se sufre, señor, en el que fuere,        
cual sabemos que sois, fuerte y discreto.

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