jueves, 22 de mayo de 2014

Ramón G. del Pomar, "El subjuntivo errante" (6, y fin)




29.

EXTIENDO los brazos
entre ráfagas del viento
que traspasa las fronteras
donde se haya la intuición
que agita el ritmo de mi corazón
hacia el dinámico mundo silente.
Siento no poder más.
Mi libertad es como un episodio pixelado.
La pasión me dice
que ya no queda esperanza
y la razón cesa de darle brillo a la boca.
No importa.
Mi voz sigue cantando
que el corazón siempre responde.
Concluye el juego de la carne
forjada en cada sentido
que encontró atento,
pero aún aprecio en mis labios
el néctar que deposita tu aliento.
Imploras que despierte
que reavive el alma.
Que sigamos juntos
construyendo el sueño.
Vuela, amor mio, vuela.
No viajes con mi latido,
que por mío cesa.
Ceso y extiendo mis alas
entre ráfagas del viento
que traspasó las fronteras
donde dejé la intuición
que agitó el ritmo de mi corazón
hacia el dinámico mundo silente.
Elevado con el amor que nos dimos.


33.

Quiero pensar que el dolor,
sueño donde el amor queda ausente,
no solo es canto del débil.
Que la fidelidad no es una sombra arañando el alma.
Quiero pensar que estoy fuera del laberinto,
que no soy una prisión.
Quiero pensar que la puta mentira es un duda inocente,
o el reloj que se adelanta en los labios de un poeta.
Quiero pensar en los días y las noches que me sujeté a la
[muerte,
y en las veces que logré tacharme de las tinieblas.
Por encima del recuerdo,
ahora que me arquea el tiempo para atragantarme,
quiero pensar en quienes turbé.
La profundidad del eco medirá mi sombra.

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