sábado, 23 de agosto de 2014

¿Qué han hecho con Basho!


El haiku japonés (Fundación Juan March, 1972; Hiperión, 1994) Fernando Rodríguez-Izquierdo, del japonés. Estudio esencial del haiku, los orígenes, sensibilidad y traducción.

Por sendas de montaña, Matsuo Basho (Satori, 2013, versión de Fernando Rodríguez-Izquierdo), del japonés.

Senda hacia tierras hondas (Senda de Oku), Matsuo Basho (Hiperión, 1993, versión de Antonio Cabezas), del japonés.

Haiku de las estaciones, antología de la poesía zen (Visión libros, 1985, versión de Alberto Manzano y Tsutomu Takagi)

Sendas de Oku, Matsúo Basho (Atalanta, 2014, versión de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya; esta edición incorpora el texto japonés caligrafiado e ilustrado por Buson), del japonés.

Haiku de las cuatro estaciones, Matsuo Basho (Miraguano Ediciones, 1983, versión de Francisco F. Villalba) del japonés, inglés, francés y español.

La mirada del peregrino, Matsuo Basho (Endymion, 2010, versión de Rosa Burillo), del inglés.

Jaikais de Basho y de sus discípulos (Editorial Librería Voluntad, 1941, vertido del francés por Jaime Tello)

De camino a Oku y otros diarios de viaje (DVD, 2011, versión de Jesús Aguado), del inglés, francés, italiano y español.

Amigo lector:

el pequeño listado de obras anteriores versan sobre el haiku y Basho. En antologías pueden encontrarse otras versiones de versos de Basho, pero yo he realizado mi búsqueda y estudio entre estos escasos y específicos nueve libros esencialmente distintos (salvo reediciones o reimpresiones) en que Basho es el principal protagonista (salvo en uno de ellos). Hablo de libros disponibles en la BNE, es decir, editados en España o editados fuera de España y recibidos como donación.

Como puedes apreciar, he hecho una primera aclaración importante, qué libros son traducciones (directas del japonés) y qué libros son falsificaciones (llamadas más amablemente traducciones indirectas, es decir, de otras lenguas que no son la original). Esta aclaración es importante porque en versiones que parecen del mismo poema hay diferencias importantes, si consideramos importante distinguir una libélula o un tábano de una abeja, una cascada de agua saltarina, la nieve del rocío... y muchas más, aún más sangrantes, que podrás apreciar por ti mismo.

Metodología

Así, una primera parte del trabajo que te ofrezco en este blog me ha supuesto leer cada uno de esos libros e ir seleccionando, a mi parecer, los haikus allí traducidos. Hecho esto con un primer libro, sin importar cuál, ordené los poemas atendiendo al protagonista de cada cual: agua, lluvia, nieve, rocío, alondra, cuco... Al seleccionar un poema de cada uno de los libros siguientes, fui comprobando su correspondencia con los haikus anteriores y agrupándolos.

El criterio caprichoso (o muestra de buen gusto) de mi selección ha supuesto (a veces conscientemente) que alguna versión de uno de los haikus no aparezca en mi lista. No es un estudio científico y completo (no merece tanta paciencia esta labor), es un pequeño apunte crítico de unas pocas semanas de trabajo.

Una segunda parte de la labor que (solo parcialmente) aquí te ofrezco, ha sido la de hacer yo mismo versiones, perversiones o falsificaciones de algunos haikus de Basho, a partir de, principalmente, los de Fernando Rodríguez-Izquierdo que, a pesar de parecerme muy alejado de un criterio poético, es puramente traductor y no se limita a dar sus versiones, sino que discute la pertinencia o no de una palabra en su traducción y pone en prosa otros detalles que en su traducción pueden quedar relegados, olvidados o pasar desapercibidos.

Aclaraciones

Por abreviar, encabezo cada versión con las iniciales del autor; las versiones que no llevan iniciales son mías. Cuando las iniciales de un autor van acompañadas de un numeral, significa que ha dado más de una, distinguiéndolas. En casos sospechosos en que un mismo autor parece dar dos versiones de un mismo poema sin conciencia de ello (muy posible al, por ejemplo, tomar como original dos versiones francesas o una francesa y otra inglesa), nos hemos limitado al detectarlo a mostrarlas seguidas.

Respeto los criterios ortográficos y sintácticos de cada autor.

¿Por qué el trabajo que aquí te ofrezco de perversión de Basho es solo parcial? Es pronto para responder. Pero a ese respecto, sí puedo decir que el blog me ofrece un espacio más adecuado e informal para presentar mis pequeños apuntes o indicios críticos, y que para lo que me guardo su espacio es un libro. ¿Por qué Basho? ¿Qué otras cosas caben en ese posible libro? Te agradezco que te formules estas preguntas para las que por el momento no doy mi respuesta.

Criterio en mi creación

Uno de los principales, y en este inflexible, someter los versos, respectivamente, a 5, 7 y 5 sílabas.

Otro, no menos importante, es que como no soy traductor sino perversor, no tengo por qué atenerme fielmente a los contenidos de Basho.

Versiones y perversiones de los haikus de Basho

Y claro, este es el comienzo:

AC
Un viejo estanque.
Se zambulle una rana,
ruido del agua.

FV
Un viejo estanque
salta una rana
¡plof!

OP
Un viejo estanque:
salta una rana ¡zas!
chapaleteo.

AM
El viejo estanque.
Una rana salta dentro.
El sonido del agua

JT
¡Ah! ¡El viejo estanque
y el ruido que hace el agua
cuando se hunde una rana!

FRI
Un viejo estanque;
al zambullirse una rana,
ruido del agua.

En el estanque
se zambulle_una rana,
responde_el agua.

Sobre este poema, tan significativo y significado de Basho, versa una anécdota, tampoco falta de diversidad de versiones. Cuenta que Basho compuso este haiku en respuesta a Butcho, su maestro de Zen, en una ocasión en que le visitó en compañía de algunos poetas y le instó a responder cuál era el camino de Buda. Basho encontró la respuesta en una rana que en ese momento se sumergía en el estanque.

En palabras de Alberto Manzano: “Un día, mientras Basho estaba absorto en la contemplación, sentado en el jardín de un templo, fue interrogado por su maestro: '¿Cómo te encuentras hoy?' La respuesta de Basho fue: 'Ha llovido. El musgo ha crecido sobre la roca'. Entonces, el maestro, movido por la responsabilidad de profundizar en el nivel de meditación de su discípulo, formuló una nueva pregunta: 'Antes de que creciera el musgo, ¿qué era lo que veías?' Basho respondió: 'El viejo estanque. Una rana salta dentro. El sonido del agua'. Desde ese momento, en la suprema experiencia individual de un hombre, el estanque permanece en un lugar sin presente, sin pasado, sin futuro, donde no existe la medida del subconsciente, donde nada crece y nada muere, más allá del mundo de la distinción del mundo del fenómeno, en el preciso lugar en que Todo es Uno”.

¿Cómo se concilian esas dos visiones de la misma anécdota? ¿Cuál está más próxima a la realidad?

Seguiremos en septiembre. No con esta respuesta, sí con otras.

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